lunes, 9 de diciembre de 2019

9 de diciembre de 2018 - Eternos

Santiago se despertó aquel 9 del 12 con la resaca frustrada y unas vacaciones interrumpidas por extraños sureños de las tierras de Don Alfredo, quizás, por él, acepto prestar su césped al desprestigiado fútbol sudamericano, o tal vez descubrió antes qué el resto del mundo, el punto culmine de este hermoso deporte llamado fútbol. Haciéndose el desentendido, como quien no quiere la cosa y para no levantar la perdiz, nos robó la final más importante de la historia.
Con impecable frac nos recibió mirándonos de reojo, con aires de superioridad, dejando en claro el supuesto favor que nos estaba haciendo. Escondiendo su admiración dentro de nuestras ansiedades y temores, Santiago se mordía la lengua ocultando su felicidad.
Probablemente no buscaba complacer a Don Alfredo, ni madrugar al mundo de una final épica. ¿Acaso buscaba vivir la experiencia de sentir la pasión y la euforia argentina desbordando sus tribunas?, ¿Ser parte de la última batalla de un clásico que produciría la extinción de una rivalidad futbolística?. Imagino que tampoco, que siempre soñó con presentar al mundo el oso que todos queremos ser. Admirar desde cerquita, la calidad de una zurda colombiana digna de adueñarse de un gol eterno, y ¿porque no?, también, de aprender que un taco que no fue, puede desatar la locura más hermosa del mundo. Quizás siempre soñó con sentir alguna vez, todo aquello que Antonio Vespucio siente cada domingo y lo tomo prestado un ratito, porque el nueve de diciembre es el Monumental, con una banda en el alma y el mundo entero envidiandonos por toda la eternidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario