viernes, 13 de diciembre de 2019

13 de diciembre de 2019 - También ganamos otra copa.

Hoy nos vestimos de gala para despedir el año, lejos de casa, pero juntos como siempre, con la nostalgia de un pasado glorioso sobre estas tierras mendocinas que nos reciben con el cálido abrazo de un hogar adoptivo que nos malcría a fuerza de goles y gambetas. Con el smoking aturdido de aplausos, jugamos nuestro ultimo partido del dos mil diecinueve con nuestro capitán en cancha, porque Ponzio es River y nos merecemos (y se merece) antes del parate, verlo con la cinta en el brazo y la pelota en los pies, para aplacar la abstinencia que se nos viene y el dolor de extrañar al Exequiel que se nos va con una despedida guionada por la magia de Nacho F. y un Scocco de galera y bastón.

lunes, 9 de diciembre de 2019

9 de diciembre de 2018 - Eternos

Santiago se despertó aquel 9 del 12 con la resaca frustrada y unas vacaciones interrumpidas por extraños sureños de las tierras de Don Alfredo, quizás, por él, acepto prestar su césped al desprestigiado fútbol sudamericano, o tal vez descubrió antes qué el resto del mundo, el punto culmine de este hermoso deporte llamado fútbol. Haciéndose el desentendido, como quien no quiere la cosa y para no levantar la perdiz, nos robó la final más importante de la historia.
Con impecable frac nos recibió mirándonos de reojo, con aires de superioridad, dejando en claro el supuesto favor que nos estaba haciendo. Escondiendo su admiración dentro de nuestras ansiedades y temores, Santiago se mordía la lengua ocultando su felicidad.
Probablemente no buscaba complacer a Don Alfredo, ni madrugar al mundo de una final épica. ¿Acaso buscaba vivir la experiencia de sentir la pasión y la euforia argentina desbordando sus tribunas?, ¿Ser parte de la última batalla de un clásico que produciría la extinción de una rivalidad futbolística?. Imagino que tampoco, que siempre soñó con presentar al mundo el oso que todos queremos ser. Admirar desde cerquita, la calidad de una zurda colombiana digna de adueñarse de un gol eterno, y ¿porque no?, también, de aprender que un taco que no fue, puede desatar la locura más hermosa del mundo. Quizás siempre soñó con sentir alguna vez, todo aquello que Antonio Vespucio siente cada domingo y lo tomo prestado un ratito, porque el nueve de diciembre es el Monumental, con una banda en el alma y el mundo entero envidiandonos por toda la eternidad.

jueves, 5 de diciembre de 2019

5 de diciembre de 1937 - La calma del adiós

Los papelitos rojos y blancos se acumulaban dentro de la bolsa que sostenía mientras su padre los recolectaba uno a uno del verde césped, que descansaba feliz con la satisfacción del deber cumplido. Cuarenta mil personas habían saltado, alentado y festejado por última vez sobre los tablones de Alvear y Tagle, donde el recuerdo de cada abrazo y cada gol, permanecía en el espeso aire que respiraba.

Aún perduraba el jubilo del reciente seis a uno y la euforia de las tres vueltas olímpicas que dio sobre los hombros de su padre, cuando la angustia le inundo la mirada sobre la tribuna dormida de un estadio que se despedía para siempre, del calor de la pasión.

domingo, 1 de diciembre de 2019

1 de diciembre de 2016 - Una noche de San Juan

San Juan rendido a sus pies, y yo como tantos, admirando una dupla de ataque que duro demasiado poco con la banda, como de todo lo bueno, siempre nos quedara el escaso sabor de lo insuficiente.
Sebastian Driussi y Lucas Alario alumbraban el verde césped del estadio del bicentenario y en cinco minutos, a los treinta y nueve y a los cuarenta y cuatro minutos del primer tiempo, decretaban el dos a cero definitivo, contra un Gimnasia que maldecía al ver en la oscuridad de la noche, una sonrisa teñida por la banda roja que clasificaba al River de Gallardo a su primera final de copa argentina.




miércoles, 27 de noviembre de 2019

27 de noviembre 2014 - Parapam

Nuestros recuerdos nos revolotean el aura intentando interferir en nuestra rutina diaria, buscando el momento adecuado para inmiscuirse en nuestras emociones. Como si no tuviéramos suficientes con el presente que nos rodea, nuestro pasado nos acecha agazapado entre olores y emociones.

Algunos días, como hoy, entre abrazos y sonrisas, mientras transito el camino de tu corazón, nuestros recuerdos sincronizan un ataque en conjunto, porque se reconocen entre sombras y convergen en el mismo punto, porque la pasión es la misma y aunque nos conocimos años despues de aquel recuerdo, nos regalamos la mirada cómplice de saber que a Barovero nunca lo vamos a olvidar.

viernes, 22 de noviembre de 2019

22 de noviembre de 1987 - Un millennial buscando distraerse hurgando en el pasado.

A menos de veinticuatro horas de vivir una final continental por segundo año consecutivo, que difícil es recordar, que difícil controlar la ansiedad por imaginar lo que vendrá, para contar algo que ya paso. Que sea un superclasico quizás ayude, recordar nuestra casa rebozante de almas millonarias es un gran aliciente, quizás el negro Palma erro el penal tempranero apropósito, porque esa tarde de domingo, llevaba la diez, y la diez no es para cualquiera, sabia que el partido terminaba en el dos mil diecinueve donde yo iba a necesitar la heroica para poder abstraerme de mañana, y un penal errado a los cuatro minutos es señal de tragedia o de hazaña, más si después de errar un penal, llegas a los cincuenta y dos minutos del partido con un cero dos en contra. Difícil tarea no pensar en el Flamengo y sus figuras europeas si hace treinta y dos años, en un día como hoy, hubiéramos perdido un superclasico, de local, con un penal a favor a los cuatro minutos y con el rival de toda la vida tambaleándose por el fondo de la tabla. Quizás por eso, a los sesenta y dos, carucha Corti cabeceo cruzado un centro desde la izquierda, al segundo palo, igualito a como lo había hecho el pollila Da Silva, tres minutos antes, también con un cabezazo cruzado, desde un centro de la izquierda, el dos a dos aun no era hazaña, menos para el diez de la banda, por eso el negro, que erro aquel penal, ahora a tres minutos del final, ponía el tres a dos, suave por arriba, tras un rebote que desato la corrida eufórica del grito unificado durante treinta y dos años. ¿Qué importaba aquel penal que nos cobraron en contra a los noventa minutos? si lo iba a errar, la hazaña era nuestra, porque para poder distraerte de un presente soñado, necesitas un pasado glorioso.

jueves, 21 de noviembre de 2019

21 de noviembre de 1999 - De viaje con un payaso y un conejo.

El mileño llegaba a su fin y a pesar de las premoniciones catastróficas de siglos pasados o del reciente temor a ser conquistados por Skynet, el país menos algunos, disfrutábamos de esos domingos previos al juicio final con los lujos de un tridente comandado por un payaso que nos desbordo el corazón con la caliad de los elegidos. Mientras esperaban por el cuarto fantástico, Pablo Aimar, Javier Saviola y Juan Pablo Angel salieron a seducir a propios y extraños con goles de todo tipo y color, paredes a un toque y gambetas indescifrables en una baldosa.
El viaje a córdoba para enfrentar a talleres no seria la excepción, el payasito abrió el marcador con un gran tiro libre, abajo a la derecha del arquero, de adentro hacia afuera, con el efecto alejando la pelota. Gigena empato con un bombazo de tres dedos y unos minutos mas tarde, tras falta de Yepes a Astudillo, tuvo la posibilidad de ampliar el marcador con un penal que Tito Bonano atajo para ir al descanso uno a uno. En el segundo tiempo, Aimar habilito de primera al conejito que la clavo en el ángulo superior izquierdo y dos cabezasos del Guille Pereyra liquidaron el partido, cuatro a uno en córdoba, punteros del campeonato y la seguridad de saber que cuando en diciembre lleguen los cuatro jinetes del Apocalipsis, entre paredes y gambetas tambien los harían pasar de largo.